lunes, 2 de noviembre de 2009

Mi cámara se está muriendo.

Uno no debería sentirse mal por la pérdida de un objeto, después de todo es solo eso, un objeto, una cosa, pero el que mi cámara ya está en su última etapa, ya no es capaz de tomar fotos pues el chip que hace la transferencia entre el mundo analógico y el mundo digital se daño y ya no es capaz de convertir la realidad en bytes.

Sé que no es una súper cámara, es apenas una HP Photosmart M425 de 5 megapixeles, obviamente no se compara con las cámaras profesionales que me rodean, pero con esta cámara he logrado fotos magnificas, o que al menos a mi me fascinan, y ha sido mi compañera fiel por tres años, me acompaño mientras viajaba en una motocicleta a 180 kph y tomaba fotos de una columna de motociclistas de varios kilómetros de largo, me acompaño mientras celebraba navidades, cumpleaños y fiestas con mi familia y amigos, me acompaño mientras mostraba al mundo el esfuerzo de las jóvenes yucatecas por hacer un homenaje a sus personajes favoritos por medio de sus trajes, y me acompaño mientras recorría mi ciudad para presumírsela al mundo.

No fue mi primera cámara, pero ha sido mi favorita hasta ahora, ya no me acompañara en los viajes que tengo planeados, ni mostrara al mundo las cosas que espero ver, y mientras junto para un reemplazo, ya no seré fotógrafo, ni siquiera aficionado.